El Valle glaciar del Madriu (madre del agua) se caracteriza
por su longitud y por una riqueza paisajística que le comportó el nombramiento
como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2005. Con estos alicientes ¿cómo no íbamos nosotros
a posar nuestro último objetivo Andorrano en tan singular lugar?... allá que
vamos.
Dejamos la furgo en un pequeño arrime a la altura del
kilómetro 7 de la carretera CS101. No
hay apenas sitio para aparcar, así que recomiendo madrugar mucho para ser los
primeros como hicimos nosotros. Hay un
mapa al principio del camino y las marcas roji-blancas de la GR7 nos indican
que vamos por el buen camino, transitando un empedrado muy empinado que nos
transporta a través del bosque que a ratos se abre en pequeños prados o cobija
bordas de ganadería. Poco a poco, nos
alejamos de la civilización acercándonos más al río que queda a nuestra
derecha. Nos encontramos unos cuantos
desvíos, pero nuestro camino es el principal y hasta tiene nombre… el “Camino
del Río”. Así, desperezándonos y
admirando el paisaje de ribera, llegamos a las Bordas de Rámio donde hacemos
una primera corta parada de avituallamiento.
Continuamos camino y al rato encontramos el desvío donde la
GR7 se convierte en GR11. Imposible
perderse, seguimos recto. La pendiente
se suaviza considerablemente y el camino se acerca al río cuyas aguas discurren
sin grandes desniveles nutriendo un paisaje boscoso que bien podría ser
escenario de cualquier película de princesas del medioevo.
Voy imaginando a Campanilla mientras cruzamos los barrancos
de las Canales de la Bova y la Colilla.
Ciertamente el paisaje es precioso y no acierto a plasmarlo en la
cámara, como suele pasarme. Sin casi
darnos cuenta, se abre un precioso claro.
Bucólico donde los halla, este
paraje cobija el Refugio de Fontverd donde pararemos a almorzar mientras
contemplamos cómo un helicóptero se posa unos pocos minutos para recoger unas
bolsas que entrega el guarda de la zona.
Continuamos por la comodísima senda que se adentra de nuevo
en el bosque para atravesar un humedal que nos indica la cercanía de nuestro
próximo y dramático cambio de dirección.
Encontramos la primera señal que nos habla del Estany Blau,
nuestro objetivo final de hoy.
Abandonamos la GR11 girando a nuestra izquierda y siguiendo los bolos
amarillos característicos de los itinerarios reseñados de este mini encantador
país. Sin embargo, hoy la cosa no
resulta tan fácil como días pasados. Se
trata de un itinerario muy poco transitado así que, mal acostumbrados a las
bondades de las sendas anchas y claras, tenemos que ponernos el modo
“montañeros experimentados” encendido e ir buscando los mejores pasos que
siempre estarán indicados o con pintura o con hitos. Alcanzamos un primer falso collado que nos
deposita en un llano que atravesaremos buscando la senda prácticamente
inexistente hacia un resalte de rocas donde difícilmente vamos avistando alguna
marca de pintura que nos ayudarán a encontrar un fácil paso de placa inclinada
ayudado por una cadena tras la cual ingresamos en una corta canal que se abrirá
al collado donde divisamos un cartel desde el que por fin encontraremos el
remoto Estany Blau.
Habíamos leído que las aguas de este lago son las más
turquesas de todo el Pirineo pero, la verdad, no nos lo parece aunque quizá el
fuerte viento que mueve el agua le cambia el color. No lo sabemos. La cuestión es que aprovechamos el paraje y
lo reventados que nos ha dejado esta última etapa de la jornada para comer y
descansar un buen rato antes de retomar el mismo camino y desandar nuestros
pasos de regreso al coche.
Larga y bella excursión con dos diferencias muy claras:
fácil hasta el desvío y muy difícil el acceso al Lago. Hay varios itinerarios más para descubrir el
Valle del Madriu que a lo mejor resulten más sencillos pero largos siempre.
Así ponemos fin a nuestro periplo por las montañas de Andorra, que no por el país, pero lo demás ya es otro cuento. Volveremos, eso sí.
Fecha real: 08/07/2015
Desnivel acumulado: 1.300 metros
Distancia recorrida: 17 kilómetros
Tiempo invertido: 10 horas
2 comentarios:
No esta mal el recorrido, un poco más de desnivel, y casi como subir un tres mil, y con final de lujo.
Las fotografías no te han quedado nada mal, prueba a realizar alguna panorámica, pero es que muchas veces es casi imposible plasmar con la cámara la belleza del lugar. Un saludo
Uff! prometo que hay tresmiles que se pueden hacer con menos desnivel jejeje
Gracias por pasar y por los consejos, probaré las panorámicas a ver.
Salud y monte!
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