lunes, 30 de septiembre de 2013

Miranda de Llaberia (919m.)


Dan súper frente mega mal tiempo para el finde en el piri.  Pos nada, como tenemos piso franco y visto que el mapa de AEMET da un solazo hermosón en Tarragona, nos vamos a La Pineda y, a parte de relajarnos un montón, aprovechamos y nos damos una vuelta por la Sierra de Llaberia que de vez en cuando hay que visitar el extranjero.

El pueblo de Llaberia es de esos que “hay que ir para verlo” pero de verdad, porque hasta que no te das un tozolón con la primera casa no lo ves.  Tras remontar y sobrellevar los no sé cuantísimos kilómetros de pista asfaltada hasta el pueblo en cuestión, aparcamos cómodamente en la entrada de éste.  Enseguida divisamos un cartel indicador al que hacemos caso para seguir la PR-C90 sin ninguna dificultad más que las sin fin de paradas que vamos haciendo para identificar el mogollón de setas que nos vamos encontrando en la margen del camino (que más bien es una pista).


En menos de una horeta nos encaramamos en la Miranda que, aparte de ser el punto más alto de la Sierra de Llabería, porta uno de los radares meteorológicos de Cataluña cosa la cual en otras ocasiones me daría mucha rabia por afear el paisaje, pero no es el caso, lo cierto es que me da buen rollo su imagen como extraterrestre o incluso artística por su aire de escultura moderna.



No nos entretenemos mucho.  Un par de fotos de nosotros mismos y otra para una araña tigre la mar de fotogénica, trago de agua y empezamos a bajar en busca de la GR7 que nos devolverá al escondidísimo pueblo de Llabería.  Sólo disponemos de un pequeño croquis que hemos bajado de Internet y aquí la menda pensando que esto era un paseo, calza zapatillas de “pichiglas” del Decartón así que parece buen momento para despistarnos y seguir una pista en mal estado que pronto se convierte en senda y nos temina depositando en la cabecera de un barranquillo, zona que sirve de corral de ganado.


No conocemos la zona pero enseguida nos queda claro que por aquí no debe ser.  Aún así, seguimos trazas de senda hasta que tras un breve "jabalineo" nos cruzamos con la famosa GR7 que cómodamente nos lleva hasta el pueblo donde, por cierto, no encontramos bar así que la cerveza y el bocata del triunfo tendrán que esperar a Móra de Ebre que nos viene a mitad camino hacia casa.


Muy bonita la sierra esta oiga.  Hemos hecho firme intención de volver, que me gusta a mí eso de ver el mar desde arriba.

Fecha real: 29/09/2013
Cartografía: San Google
Desnivel: 244m. ¡guau!
Distancia: 6 km.
Tiempo invertido: un par de horetas

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Redolada al Bisaurin. Día II: De Lizara a Gabardito por el Collado del Foratón


Amanece en los llanos de Lizara.  Cantan los pajaritos, suena música celestial… ¡ah no! Es la orquesta de ronquidos variados que retumban en la habitación acompañados de los crujidos de la madera de las literas.  ¡Menos mal de los tapones! Que si no, creo que no hubiera dormido ni la mitad de las seis horas escasas que he conseguido sacar a base de respiraciones profundas, tila a mansalva y pensamientos puros para conciliar el sueño.

Es lo que tienen los refugios de montaña.  A mí me estresan.  En cuanto uno se empieza a levantar, todos nos movemos y empieza un ritual que grabado en vídeo sólo se podría acompañar de esa musiquilla de las famosas persecuciones de  Benny Hill. Unos al baño, otros a recoger trastos, los que intentan bajar del último piso de la litera sin pisar al de abajo, los que aún intentan dormir increpando al personal… Todo es una especie de película desacompasada que va a cámara rápida cuando todo debería ir más lento ¡que aún no ha amanecido y no han puesto los montes! ¡locotes-as!.

Conseguimos sentarnos a desayunar tranquilamente.  Por suerte, o vaya usted a saber por qué, ninguno sufrimos agujetas a pesar de los esfuerzos de ayer.  Va a ser que no fue para tanto.  La cuestión es que estamos contentos porque para hoy no hay pérdida posible, sólo tenemos que subir los 500m. de desnivel que hay hasta el Collado Foratón y de allí unos 650m. abajo hasta Gabardito, punto final de nuestra Redolada al Bisaurin.


Empezamos a andar por la pista que sale detrás del refugio.  Siguiendo las marcas rojiblancas de la GR11 la pista sube muy decidida con unas rampas insufribles, así, para calentar ya de buena mañana.  Al rato empieza a llanear y a nuestra derecha comienza la senda que, poco a poco, va remontando la ladera y en cosa de horeta y media nos sitúa ya en el collado desde el que se contempla la ruta normal de ascenso al Bisaurin.  Paramos a hidratarnos y a fotografiar los Lecherines y Collarada que se siluetan al contraluz.




Ahora sólo es cuestión de bajar por la senda pisadísima y marcadísima.  De señal en señal y sin pérdida posible.  Primero a la Plana Mistresa donde paramos a almorzar mientras contemplamos estupefactos la segunda parte de la ruta “de embarque” que seguimos ayer.

En rojo el trazado del embarque que, en realidad, va paralelo a la ruta correcta sólo que unos metros (bastantes) más arriba


Luego al Plan de Dios te salve y su refugio, donde seguimos contemplando, ya entre risas, la primera parte de nuestra mítica embarcada…

En rojo, el primer tramo de embarque.  En realidad se trata de la ruta normal de ascenso a Peña Agüerri solo que a partir del refugio habría que ir a la izquierda siguiendo los hitos.  Nosotros, menos mal, seguimos por la derecha ya por la faja cuyo nombre todavía no tengo claro.

Ya sólo queda seguir la senda que cambia de paisaje en el Salto de la Vieja, adentrándose en el bosque y de allí a Gabardito frescos comos rosas al amanecer.  Cervecita del triunfo en el refugio y a descargar trastos a la furgo para emprender ruta raudos hacia la Borda Bisaltico y regalarnos un homenaje de migas, ensaladas, espárragos y carnes varias regado todo con vino de la casa y bien de gaseosa.

Fecha real: 22/09/2013
Cartografía: Editorial Pirineo nº 1. Valles de Ansó, Hecho y Aragües
Desnivel: 500m.

Tiempo invertido: 4 horetas parando mucho y de cachondeo todo el rato.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Redolada al Bisaurin. Día I: de Gabardito a Lizara por el Collado de Secús

Bonito del Norte y yo teníamos intención de hacer La Senda de Camille este verano.  Lamentablemente entre unas cosas y otras no hemos podido, pero aprovechamos que tenemos el fin de semana libre ambos dos y además podemos coincidir con unos amiguetes para darle la vuelta al Bisaurin en día y medio.

Así pues, el sábado temprano, ya estamos aparcados en el parking que hay poco más arriba del refugio de Gabardito.  Empezamos a andar por la GR11 a través del bosque que ya empieza a mostrar signos otoñales hasta que nos encontramos un desvío señalizado.  Nosotros vamos a la izquierda, dirección “Agüerri/Secús/Taxeras”.




Aquí nos separamos de la GR11 y al poco se abre el bosque y nos encontramos, en una pradera, un desvío marcado por hitos: unos a la derecha, otros a la izquierda.  No sé bien por qué, todavía no entiendo qué conjunción de astros nos hizo elegir los de la izquierda… la cuestión es que por allí que tiramos cara arriba como si no hubiera un mañana hasta que llegamos a un refugio que ¡pardillos! nos pensamos es el de Secús.  Total que muy contentos de ver lo bien que hemos subido, paramos a almorzar que ya es hora.  Lo cierto es que me encuentro un poco dubitativa, pero por otra conjunción de astros, planetas y agujeros negros astrales leo mal el mapa y afirmo que vamos bien.



Desde aquí, los hitos siguen un poco hacia arriba y luego otra vez hay que elegir: izquierda o derecha.  Aquí sí me entra un poco el talento y pienso “a la izquierda Peña Agüerri que subí hace años, tiene que ser a la derecha”, además sé que en algún momento esto debería llanear cosa que enseguida ocurre.  Ahora nos encontramos caminando plácidamente por una bella faja que nos descubre unas magníficas vistas del Bisaurin, con un patio considerable pero muy cómoda de caminar nos va llevando entre paredes calizas hasta una semi-cueva donde nos encontramos un rebaño de ovejas que nos salen al encuentro. 




Entre ellas aparece una cabrita de color canela que se me enfrenta.  Asustada por si me da un cabezazo y me lanza al vacío me aparto de ella lo cual le da paso en busca de Bonito que es menos asustadizo y la encandila (como hizo conmigo, ladrón) de tal manera que el animalico más que una cabra parece un perro y decidimos bautizarle “Tobi” pues nos sigue a todas partes.


Continuamos por la faja que ya nos va orientando al norte y la Sierra de Secús y, mientras jugamos con Tobi, veo un sarrio un poco más abajo.  Me dispongo a fotografiarlo y en ese mismo momento caigo en la cuenta de que nos hemos metido una pedazo de embarcada de las buenas de verdad.  Más abajo aprecio la senda que discurre junto al Barranco de Agüerri que es por donde deberíamos haber pasado.


¡Ale! ¡ya la hemos liado! a ver cómo salimos de esta.  De momento, seguimos por la faja contemplando las caprichosas formas del Bisaurin por esta cara,  hasta que una pared caliza se abre con su patio a nuestros pies.  Desde aquí podemos ver el verdadero Refugio de Secús más abajo, así que hemos de buscar la manera de alcanzarlo.  Encontramos una ladera algo empinada que nos ayuda a bajar unos cuantos metros hasta que damos con una pequeña chimenea que destrepamos sin dificultad hasta el barranco.  Sólo nos queda acercarnos al refugio y de allí al paraje de Secús donde hambrientos y aliviados paramos a comer.




Desde aquí ya divisamos el collado de Secús al que nos tenemos que dirigir.  Estudiamos bien el mapa entre todos, hacemos votaciones y, por mayoría aplastante, nos dirigimos hacia él bordeando y dejando a nuestra derecha el barranco.


Estamos cansados del esfuerzo extra realizado, pero aún queda día y tenemos cama y cena reservadas.  Caminamos tranquilos pero las características del terreno nos hacen ganar altura con rapidez.  Vamos salvando resalte tras resalte, siguiendo los pocos hitos existentes que nos indican lo poco transitado del lugar a pesar de la belleza de las paredes norte del Bisaurin.



Nos encontramos con un nevero y no llevamos crampones, no nos queda otra que salvarlo por su derecha al estilo “María un pasito pa’lante un pasito pa’tras” por pedrera.  Desde aquí ya queda poco.  Un último empentón, tragazo de aquarius y gel mega-vitaminado mediante, nos plantamos en el collado de Secús ¡por fin!.  Aquí se nos abre la vista hacia los colosos de Panticosa allá adelante a la izquerda y más abajo se aprecia ya la Plana Mistresa, nuestro próximo objetivo.


Empezamos el descenso por una estrecha canal a nuestra izquierda que destrepamos hasta encontrar los hitos que nos indican el camino a seguir.  Poco a poco, perdemos altitud y atravesamos un nuevo nevero primero por su derecha hasta que los hitos se adentran en él.  Bueno, no hay mayor peligro ¡a esbalizar todos!.


Al terminar el nevero, el terreno se hace más amigable y alcanzamos la Plana Mistresa donde ya hay una tienda de campaña con sus habitantes dispuestos a pernoctar en este bonito lugar.  Sólo nos queda seguir la senda hacia la derecha en busca del Refugio de Forestales desde el cual en menos de una hora y pasando por el Refugio de Oldecua,  alcanzamos el ansiado Refugio de Lizara.


Cansados pero contentos nos adecuamos al lugar para degustar una magnífica cena compuesta por lentejas (con verduras) , pollo (con patatas y guisantes) y flan (con canela) regado todo con vino sin etiqueta que sabe lo menos a rioja reserva.  Tras cenar, una infusión para esta tontita y licores variados para el resto antes de echar los cuerpos a las camas que nos esperan.

Ha sido una jornada larga.  La embarcada nos ha hecho perder tiempo aunque hemos descubierto un itinerario que, sin estar marcado en los mapas y sin querer ha hecho nuestras delicias por su singularidad.  Consultando varios mapas me encuentro dos topónimos que darían alguna explicación a la Faja tan bien pisada y trazada: "Faxa do Caznarez" o "Faxa Baco".  Alguna de las dos será pero no he encontrado más referencias en internet, habrá que preguntar un día de estos por el lugar.

Fecha real: 21/09/2013
Cartografía: Editorial Pirineo nº 1.  Valles de Ansó, Hecho y Araragües
Desnivel contando la embarcada: unos 1.200m.
Tiempo invertido: sus 10 horas contando paradas varias (muchas).

lunes, 16 de septiembre de 2013

Lurien (2.826 m.) desde el Lac de Artouste

Llevamos todo el verano comentando con Tato la posibilidad de hacer algún pico que salga desde el Lac de Artouste para coger el famoso trencito turístico que sale desde el Lac de Fabregues.  Tras descartar el Palas o el Arriel porque se nos hacen un pelín técnicos para nuestra experiencia, finalmente, Tato me propone el “Le Lurien” y me manda una reseña de un blog que me cautiva y en seguida contesto que sí, el sábado vamos allá.



Así pues, salimos Tato, Novia (la de Tato, se entiende) y Servidora de ustedes desde Güeskonsin directos a la frontera de El Portalet para pocos kilómetros después desviarnos a la derecha siguiendo los carteles publicitarios del “Petit train de Artouste”.  Llegamos pocos minutos más tarde de lo esperado así que perdemos el tren de las 9 y tenemos que esperar al de las 10 que en poco menos de una hora contemplando el valle y contando marmotas,  nos deja cerca de la presa de Artouste.



Empezamos a andar más bien tarde para mi gusto pues son ya las 11 de la mañana.  Además, como somos un trío de empanaos de mucho cuidado y lo estamos flipando con la belleza del entorno, nos dejamos el desvío que tenemos que coger y empezamos a bordear el lago hasta que a Tato ¡menos mal! le entra el talento y me hace sacar el mapa para darnos cuenta que hace rato estamos andando contradirección.

Volvemos sobre nuestros pasos hasta un puente metálico que hay justo antes de la presa y avispamos la vista hasta que encontramos la senda que no está ni señalizada ni nada, pero para que se me entienda, si uno va despiertillo (no como nosotros) lo que hay que hacer es desde el puente ir buscando una sendita a la derecha que pasa junto a un mini-ibón de aguas cristalinas como los zapatos de cenicienta.



Ahora ya vamos bien encaminados, la senda, aunque estrecha,  está bien marcada y provista de hitos.  Primero vamos paralelos a las vías del tren pero pronto giramos a la izquierda para bajar un cacho que volvemos a remontar para ganar un pequeño colladito que nos lleva al circo que tenemos que atravesar para llegar al Col du Lurien, aquí los hitos nos pueden liar pues los hay a izquierda y derecha y, aunque a Tato le llaman los izquierdos a mí me dan mejor rollo los derechos que tienen pinta de ir flanqueando suavemente hasta el collado cosa cierta y agradecida, allí nos plantamos en un periquete y paramos a repostar que entre trencitos, embarcadas y demás llevamos buen rato en marcha.




Desde aquí ya contemplamos el Lac Lurien por donde pasaremos a la bajada.  Ahora el camino se junta con el que viene directo de Fabregues y empezamos a ver gente que baja, aunque la cima no se deja ver la puñetera.  Estamos animados porque sabemos que nos esperan unas vistas tremendas aunque a partir de ahora nos va a tocar sufrir un poquillo.



Empezamos por una pedrera muy pisada y siguiendo hitos.  Pronto distinguimos el primer resalte que tenemos que superar pero aquí la senda que está más marcada se dirige a la derecha de la pared y otra menos marcada hacia la izquierda, Novia y yo nos dirigimos a esta y Tato se nos va a la derecha.  Nosotras nos cruzamos con una pareja que baja y nos dice que vamos muy bien por aquí, nos guardamos los bastones y empezamos a trepar.  Al poco Tato nos avisa que se nos une, por donde él ha ido está más empinado y húmedo…. ¡¡¡¡aaaaiiiinsss hombres!!!! Más le hubiera valido hacernos caso desde el principio… si es queeee….



Otro cachito de pedrera con senda empinada pero cómoda de andar, nos deposita en una canal estrechita y sencilla de trepar tras la cual siempre por zona empinada y descompuesta pero que agarra bien, alcanzamos la arista cimera desde la que ya vamos contemplando las pedazo de vistas.  La arista no es especialmente afilada pero tiene su patio, así que china chana y con cuidadín llegamos a la cima del Lurien donde no puedo evitar empezar a saltar de alegría por la belleza del entorno.



Hacía tiempo que no tenía esta sensación… digamos… ¿alpina?, esa sensación de estar descubriendo algo nuevo, de poder, de plenitud, de satisfacción y de gozo que siente una al encontrarse en las alturas sin que nada tape a nada.  Se ve todo y si no fuera por las nubes, la miopía de unos y el astigmatismo de otras, veríamos más.



Bueno, ya está bien de hacer el tonto.  Lo cierto es que, entre la embarcada del principio y esperar a Tato en el primer resalte, nos ha costado más de lo pensado llegar hasta aquí y aún nos queda toda la bajada directa hasta Fabregues que van a ser 1.600 metracos a piñón.  Repostamos un poco y empezamos a bajar muy poco a poco y con muuucho cuidado, el terreno es descompuesto y aunque agarra mejor de lo que parece, no hay que descuidarse.



Llegamos por fin al Lac Lurien donde paramos a comernos los bocatas que entran como faisán a las finas hierbas oyes ¡que nos los hemos ganado de bien!.  No nos entretenemos mucho sabedores de que aún queda buen trozo y aunque sea por “senda buena” el desnivel y la distancia nos indican que esto va a ser un rompepiernas de esos de recordar para siempre.



Al poco de re-emprender la marcha nos encontramos un refugio metálico destartalado y a partir de aquí noto que Novia camina muy lenta, parece que le ha dado la tan temida pájara y no es para menos que la moza tampoco está acostumbrada a estos sobos.  Pos nada, despacico y acompañándola todo el rato.  Charrando y haciendo payasadas para entretenerla.  Haciendo pequeñas paradas para enchufarle barritas y geles energéticos, aquarius y agua a mansalva, vamos recorriendo la senda que baja sin piedad dejando el barranco de desagüe del ibón a nuestra izquierda.  Pasamos otro refugiete más pequeño pero apañadito y nos adentramos en un bosque donde la pendiente se acentúa mientras empieza a atardecer.  Le pido a Tato que se adelante a buscar el coche para ahorrarnos el trozo de carretera que sería un agobio para Novia y también para mis rodillas que de tanto frenar las llevo en salmuera viva y así, poco a poco y con paciencia, llegamos a la carretera y enseguida llega Tato que ha corrido como un lebrel para salvar a su moceta que se ha portado como una campeona de campeonato y valga la “rebuznancia”.




Ahora ya directos a casa a deleitarnos con la alegría de haber conseguido una de las cimas más bonitas que he subido hasta ahora,  de esas triunfadas de recordar siempre e incluso volver.  La cerveza del triunfo cada uno en su casa, bueno yo en el "Tomate Jamón" que me estaban esperando, pero esto es otra historia.

No la recomiendo a principiantes o gente poco entrenada.  Aunque el desnivel de subida sea relativamente llevadero, las trepadas aunque sencillas requieren algo de costumbre en roca y un pelín de talento para buscar el mejor itinerario pues, como suele ocurrir, aquello está plagado de hitos que lían al más pintado.  Resumiendo: una ascensión difícil, informarse y prepararse bien antes de ir.



Fecha real de la triunfada: 14/09/2013
Desnivel de subida: más o menos 950m.
Desnivel de bajada: más o menos ¡¡¡1.600m. a caraperro!!!!

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Sudando los mojitos parte III y final: Mirador de Chiniprés


Domingo y último día de vacaciones, para hoy necesitamos algo corto que nos devuelva a comer a casa.  Nos acordamos del cartel que vimos en el primer desvío el día que estuvimos por Canal Roya… ¡ya está! Nos vamos al Mirador de Chiniprés ese, que ponía hora y media para llegar.

Aparcamos en el último hueco que queda del parking, se nota que acabamos de entrar en la segunda quincena de agosto y las vacaciones montañeras están de moda.  Nos calzamos y echamos a andar adelantando domingueros simpaticones con niños.  En poco rato nos encontramos el desvío que, tras cruzar el puente, nos señala Anayet izquierda, Chiniprés derecha ¡allá que vamos!.

La senda se desdibuja un poco al principio, se nota que no es muy transitada.  De todas formas, subimos cómodamente y sudando ya los últimos mojitos y las últimas cañas del día 14 hasta que la senda se convierte en una cómoda y pelín aérea faja que nos deja disfrutar de las vistas del Aspe en primer plano.





Sin más dificultad ni anécdota reseñable, llegamos en cosa de horeta y cuarto al famoso mirador que nos es más que un llanete con un refugio destrozado.  Las vistas… bueno, pos tampoco muy espectaculares, para un lado valle de Canfranc, para el otro Candanchú y en medio el macizo del Aspe.  ¡Ale, ya está! Un trago, un bocao y para abajo por el mismo camino.






No la recomiendo si no es para subirte al Porté,  buscar una circular combinando con el valle de Izas que me han dicho que se puede o, como nosotros, para terminar de sudar los mojitos laurentinos.

Fecha real del paseete: 18/08/2013
Tiempo total invertido: 2 horetas
Distancia recorrida: unos 7 kms.

Desnivel: 457 m.