miércoles, 29 de mayo de 2013

De Rasal por la ermita a Rasal por la foz


En amarillo la ruta que hizo esta menda, en negrillo raro la opción Pusilibro que hicieron los demás


Como el sábado comulgaban las Pirenesobris (más guapas que ninguna ¡ea!) la cosa iba de no madrugar ni cubrir grandes distancias o grandes desniveles.  Así que nada oyes, nos vamos desde Rasal hacia el Pusilibro y ya si eso el que quiera que suba y el que no pos no para luego bajar por La Foz (de Rasal)… nada, una cosa así cortita y suave.

Total que nos encontramos en El Mesón de la Foz (de Arguis) J.M.N, Pol, Luisa, David, Elena y Servidora de Ustedes, de allí por la carretera vieja de Monrepós nos desviamos dirección Rasal donde aparcamos junto al lavadero del pueblo, justo en la entrada de la pista por donde comenzamos a caminar.  No hay pérdida, todo señalizado con marcas de la PR-HU-105 que llegaría hasta Aniés, así todo el rato y hacemos la correspondiente parada para almorzar en la Ermita de La Virgen de los Ríos que está totalmente en ruinas pero situada en un enclave selvático que llama al descanso aún llevando poco rato y trozo de travesía.


La senda sigue cuesta arriba mantenida pero suave y nos deposita en las inmediaciones de un collado desde el que se nos abre amplísima la vista del Pirineo que después de tantos vientos se deja ver como si estuviera al ladito mismo.  Después de suspiros varios, fotografías y tragos de agua continuamos hasta una collada que parece que no llega nunca pero que allí está.  Aquí la PR continuaría hacia Aniés y como ese no es nuestro destino, la abandonamos y giramos a nuestra derecha por la pista ya en dirección a Loarre cuyo castillo, al rato, se deja ver.  Y así, animando ciclistas en carrera y fotografiando el castillo, llegamos al desvío de la PR que a nuestra derecha comienza el ascenso al Pusilibro.  Aquí Elena y yo dejamos al resto de la banda y continuamos por la pista hasta la antena que hay en el collado donde empieza la Cresta del Pusilibro donde, tranquilas y marujeando, les esperamos mientras contemplamos las excelentes vistas.



Una vez reagrupados, comenzamos el descenso por la pista y enseguida un cartel nos indica el camino hacia Rasal.  La senda, también marcada como PR, desciende suavemente por un bosque que a ratos se abre en verdes praderas que invitan a parada y fonda, cosa que hacemos cerca de una supuesta fuente que no es más que un charco (lo siento J.M., no la marca ni el mapa).  Bocatas, longanizas, vinos, cervezas y cocacolas después, continuamos el camino de bajada (con alguna tediosa subidita) que se me hace más o menos corto, pasando por la Foz de Rasal y ya hasta el pueblo sin parar más que a dar algún sorbo.

Larga y entretenida ruta.  El único pero que le pongo es la pista que se hace un poco tediosa, como siempre pasa con las pistas.  Más recomendable y completa haciendo cima en el Pusilibro, pero de verdad, que lo tengo muy visto.

Fecha real de la excursión: 26/05/2013
Cartografía: Editorial Pirineo nº 8, El Reino de los Mallos
Fotografías: Pocas y malas, estaba tontita

martes, 14 de mayo de 2013

De paseo por Sobrepuerto (Bergua-Escartin-Otal-Bergua)


Hay días en que aunque el cuerpo pide descanso la cabeza traiciona y le hace a una funcionar como una autómata recitadora de mantras “mooonteee… moooonteeee…. monteeee” y allá que me fui a pesar del sueño y el cansancio acumulados.

La cita era muy temprano por la mañana (no cito la hora porque me dan escalofríos) en Sabiñánigo con J.M.N, Yeti, Pol y Luisa (sí, los mismos del día de la ermita de Sescún pero sin Bonito del Norte que me ha dejado de Rodríguez este finde).  De allí por la carretera nueva hacia Fiscal y desvío a la izquierda hacia Bergua donde aparcamos.

Empezamos a andar atravesando el pueblo y bajamos al río que cruzamos por unas pasarelas más majas que “pa qué te voy a contar” para encontrarnos enseguida con un cartel que nos indica la dirección a seguir hacia Escartín.  Desde aquí todo es seguir la bellísima y boscosa senda que se acompaña prácticamente todo el rato de los típicos muros de estas zonas, ¡mira que curraban estos antepasados! Entonces sí que no había paro ni nada de eso.  Así poco a poco y contemplando la belleza de estos montes, empezamos a divisar el pueblo abandonado que me sorprende por su tamaño, allí vivió mucha gente y lo confirmo al llegar.  Paramos a almorzar que ya es hora.




Desde Escartín continúa la senda bien marcada y señalizada hacia Otal ascendiendo suavemente y dejando a la vista los lejanos picos de Oroel,  Cuculo y San Salvador para depositarnos en Matils donde nos salen a recibir unos caballos con pinta de bastante hambre (de sal supongo, porque por pasto que no sea este año). 



Ahora ya caminamos por las faldas del Manchoya que nos queda bastante cerca así como su compañero Pelopín que se asciende desde el collado de Otal por cuyas cercanías pasamos para observar cómo asoma ya el pueblo con Erata de fondo.  Sólo nos queda descender contentos de saber que el grueso de ascensión de la jornada termina aquí.



Nos adentramos en Otal y J.M.N. nos señala lo que fue la casa de sus antepasados.  De repente me transporto a mi juventud y recuerdo aquella vez que visité este mismo lugar pero viniendo desde Ainielle.  Caminando por estas antiguas calles se me vienen imágenes de pandilla haciendo el tonto y cocinando pasta deshidratada mediante ese infiernillo “de ataque” que aún conservo pero ya no he vuelto a utilizar.  Pasamos junto a la casa donde recuerdo habitaba una señora que según me cuentan se debía llamar Presen, han pasado muchos años desde entonces y sólo puedo recordar una mujer asomada a la ventana mientras algún compañero de entonces parloteaba alegre, como si tuviera una fotografía grabada en el cerebro pero no en papel. 

Enseguida nos sale al encuentro un muchacho que nos cuenta estar pasando allí unos días de vacaciones y nos invita a un trago del porrón, acto tras el cual decidimos continuar camino.  Me noto cansada y hambrienta pero no digo nada hasta que se me empieza a hacer largo el asunto, se me debe notar en la carita pues mientras pienso esto Pol se apiada de mí y propone la tan esperada parada para comer en un cómodo recodo junto al río.

Tras reponer fuerzas, continuamos ya sin parar por la senda que primero desciende fuerte para irse moderando poco a poco mientras recorre las orillas del río que cruzamos varias veces con las botas en las manos, ni pasarelas ni nada, este año no queda otra con los ríos que bajan como nunca.

Al llegar nuevamente al punto de partida hacemos una pequeña parada para que algún valiente se dé un baño y los demás acopiemos un último manojo de fuerzas para emprender la cuesta final que nos deje en Bergua.  Ahora ya sólo queda la paradita cervecera correspondiente que culminamos en Fiscal.



Bellísima excursión por estos montes de Sobrepuerto que dejan ganas de volver, cosa que prometo haré. 

Fecha real de la excursión: 12/05/2013
Cartografía: la cabezota de J.M.N.
Fotos: la menda lerenda

lunes, 6 de mayo de 2013

Añelarra (2.349m.)

¡Ya tenía yo ganas de Pirineo! Que me había apalancado en la sierra y esto ya era un sinvivir.

Total, que nos vamos El Cuñao, Bonito del Norte y yo a Navarra para hacernos una raqueteada maja que hemos visto en un libro.  Para esto nos comemos dos horazas de coche hasta Isaba y de allí al puerto de Belagua sin coronarlo y dejando el coche al principio de una pedazo de curva “helicoidal” que no deja lugar a dudas.  Además, aquí se ve la caseta de las pistas de esquí de fondo de La Contienda.

¡Ale pues!, tenemos suerte y a pesar de estar empezando Mayo, nos calzamos las raquetas en cruzar la carretera y así hasta el final de la jornada.  Pero vayamos por partes.  Lo primero es atravesar el recorrido de las pistas que ya no están marcadas pero sí señalizadas y además hay bastantes huellas de esquís, raquetas, botas y otros elementos de progresión humana.  El Arlás nos saluda enseguida y así vamos avanzando cómodamente y siguiendo huellas hacia el collado de Pescamou, aquí ya nos empezamos a encontrar con algún grupo y alguna pareja francesa que nos adelanta más fresca que un gazpacho, ¡cómo tiran los veinteañeros oyes!.





Aquí hacemos un descansillo para reagruparnos porque El Cuñao nos ha tomado buena ventaja a Bonito del Norte y a esta pobre desgraciada que por mucho que lo intente no pilla el paso ni de casualidad, motivo por el cual comienza mi temido sobrealiento calientagarras que me pone de una mala leche que sólo me la sé yo.  Pero bueno, las vistas son excelentes y hace una calor que esto casi parece Agosto (es lo que tiene la nieve en primavera, que calienta más que el sol).  A partir de aquí, tomamos como referencia el Anie que está más guapo que Brad Pitt haciendo de Aquiles. 



Ahora hay que seguir un ratito lo que sería el camino hacia el Anie, pasando por un embudo y de allí a nuestra derecha para encadenar un sube baja muy suave y agradable lo mismo para raquetas que para esquís.  Lo malo es que sin darme cuenta intento adoptar el paso de mis acompañantes ¡error! porque esto me hace sobreesforzarme y no disfrutar del paisaje estupendo y cómodo.  Llegamos a un llano desde el que hay que dejar el camino hacia el Anie para volver la cara hacia ¡Es-paña! Y aquí por fin decido mandarlos a hacer puñetas suavemente: “ale tirar pa’lante que ya llegaré”, muy bien mandados ambos dos, tiran a su paso mientras yo recupero mi “paso diesel” lenta pero segura.




Aunque el esfuerzo extra que he hecho me pasa factura, voy caminando poco a poco buscando el itinerario más cómodo pues aquí ya no hay huella y estos dos animalicos que me he traído tiran “to de frente” como si hubiera un bar en la cima o algo.  Total que poco a poco y con esa voluntad característica de la gente a la que nos gusta mucho (pero mucho mucho) el monte, alcanzo una bellísima arista cimera donde me esperan los compis.  En un pis pas hacemos cima, fotos y empezamos a bajar no sin antes hacerle una fotico al piri occidental que no se deja ver mucho por los nubarrones.




Esto ya es otro cantar, los muchachos aprecian la lógica del itinerario que esta servidora ha trazado y por allí mismo vamos bajando.  Hacemos una parada en un mini claro rocoso y seco para comer.  Ahora ya si, bien descansados, encremados (factor 50 a saco) y comidos, reenganchamos el mismo camino de subida y en menos de dos horetas estamos en el coche donde El Cuñao me informa que le hemos “sacado” dos horas a la reseña del libro de marras ¡cagüentó! Que a mí no me hace ninguna falta ahorrarme horas si al final voy a hacer lo mismo… en fin.

Para culminar la jornada, paradita cervecera en Isaba y ¡ale pa’casa que ya es hora!.

Fecha real de la triunfada: 04/05/2013
Cartografía: Ninguna, así al tuntún
Fotos: Servidora de ustedes.