Pues sí, miren ustedes, he estado un poco ausente pero no
por dejadez sino porque he estado cumpliendo el sueño de cualquier montañera-o
trekkinera-o: visitar el sin par Nepal amor de nuestros amores.
Bien es dicho que para conocer este país, lo mejor es
calzarse unas botas y realizar uno de los innumerables trekkings que oferta el
reino de los Himalayas. Nosotros (Bonito
de Norte y Servidora, boda mediante) escogimos el de el Valle de Langtang por
varios motivos: es “poco transitado”, las guías lo ponen como el tercer más
popular y es lo suficientemente corto como para poder hacer más cosas después y
aprovechar el viaje que vaya usted a saber si volvemos.
Así que tras un aterrizaje la mar de movidito en Katmandú,
un viaje de siete horas en autobús para cubrir 180km. y dos asquerosas noches
en vela culpa del Jet-Lag de marras, me encuentro saliendo del barrio turístico
de Syaphru en busca del primer puente de
los cuatro que cruzaremos hoy, tras el cual me encuentro con el auténtico
asentamiento de Syaphrubesi donde ya empiezo a respirar ese ambiente tibetano que
he venido a buscar.
Encabeza la excursión nuestro guía Imán, a quien a ratos
apodamos “pequeño buda” por su estatura, por su graciosa panza y por su
encantadora y chisposa sonrisa. Él nos
guía pero siempre por detrás nuestro, como vigilándonos y detrás de él,
sorprendentemente vemos acercarse la figura de nuestro porteador Mahesh a quien
terminaremos apodando “prince porter” el príncipe de los porteadores por ser el
más guapo y simpático del lugar llevándose de calle a toda hembra viviente de
la redolada.
Terminadas las presentaciones, decía antes, continuamos
camino por muy buena y marcada senda dejando todo el tiempo el río a nuestra
derecha y adelantando coreanos que parece que tengan dos por uno en billetes a
Nepal.
Caminamos prácticamente solos por una cómoda senda que a
ratos se va empinando pero que siempre da algún descanso. Cruzamos un segundo puente para encontrarnos
con una esquiva familia de monos que nos vacila lo justo como para no poderles
hacer foto.
Cruzamos un tercer puente tras el que la senda se empina más
aún durante un corto tramo que nos llevara hasta Pahare Hotel donde haremos una
corta parada con té negro (khalo tea) inluido.
Al continuar camino, Imán nos enseña unas colmenas de
avispas salvajes. En la foto no se
aprecia bien, pero son descomunales.
El camino continúa en la misma línea con sus tremendas
rampas y sus pocos llanos. Cruzamos el
cuarto y último puente de hoy para llegar a otro pequeño asentamiento donde
paramos un ratito a beber y descansar.
A tan solo un cuarto de hora por senda llana desde aquí, llegamos
finalmente a Lama Hotel, nuestro destino de hoy donde al poco empieza a llover
y así seguirá toda la noche. Aquí
termina la etapa de hoy con sus seis horas netas caminadas y sus 1.300m. de
desnivel ascendidos. Nada mal para ir
empezando.
Fecha real: 04/05/2014
Cartografía: la cabezota de Imán
Desnivel: más o menos 1300m.
Tiempo invertido: Unas seis horas