martes, 27 de enero de 2015

Ermita de Santa Quiteria-Ermita de San Cristóbal-Ermita de la Virgen de la Peña de Aniés-Ermita de Santa Quiteria


A parte de tantas otras, una cosa interesante de la provincia de Huesca y sus montes son sus Ermitas rupestres.  Construcciones que suelen emplazarse en lugares remotos aprovechando oquedades en la roca.  Total que como estamos andarines y motivados, volvemos a quedar los blogueros de siempre para darnos una vuelta por un par de Ermitas de estas completando una ruta circular que nos transportará por las faldas de la Sierra Caballera.

Tras tomarnos un café en el restaurante del Eroski de Huesca, ponemos coches en ruta y, llegados a Bolea, sorteamos el pueblo siguiendo indicaciones a Puibolea y luego por una pista en busca de la Ermita de Santa Quiteria donde aparcamos.  Hoy la alineación es menos numerosa que la semana pasada, pero aun así somos unos cuantos.  A saber: Elena y David, Juan Carlos, Silvia y su pasajer@, José Miguel y Yeti, Pol, Ana y Javier, Bonito del Norte y Servidora de ustedes.


Empezamos a andar en busca de la Ermita de San Cristóbal que se emplaza en un estrechamiento del Río Sotón.  Sólo tenemos que seguir la senda bien pisada y marcada por típico paisaje guarense salpicado de coscoja, Boj y alguna carrasca suelta.  Pronto alcanzamos suficiente altura para contemplar la Hoya de Huesca y el Zaragozano Moncayo que hoy tiene pinta de volcán japonés o montaña sagrada africana.


A pesar de que la meteo auguraba para hoy sol y poco viento, el día se presenta gris y ventoso obligándonos a caminar pertrechados con cortavientos, gorros y guantes por estas laderas dejando a nuestra izquierda el río cuyo cauce cruzaremos justo antes de enfrentarnos a una cuasi pared que a nuestra siniestra alberga las escaleras de acceso a la Ermita que hoy nos guarecerá para almorzar y contarnos alegrías varias.




Con fuerzas recuperadas afrontamos un pronunciado repecho que, por una amplia y boscosa canal, nos sacará a un alto desde el que contemplar la singularidad de este lugar bien elegido por aquellos eremitas que no tenían un pelo de tontos y ya sabían buscar bien dónde esconderse del mundo.


Continuamos mientras la pendiente se suaviza. La senda serpentea por entre el matorral y pasamos junto a una construcción que nos advierte de la presencia de panales de abejas.  Desde aquí, en un suspiro, nos encontramos con la pista que habremos de seguir girando a nuestra izquierda.  El día nos da tregua, sale el sol y amaina el viento mientras el paisaje va cambiando a más boscoso y nos vamos acercando a las peñas que bien observadas albergan el plato fuerte del día: la Ermita de la Virgen de la Peña de Aniés.


Al llegar a los pies de la peña, un cartel nos indica la penosa rampa que nos queda por acometer para acercarnos a la construcción que no podremos visitar pues las llaves obran en poder de una empresa privada de guías que no trabajan para estas fechas.  Hacemos un par de fotos desde lo alto y continuamos camino rodeando el paraje en sentido anti-horario para encontrar un alto desde el que fotografiar semejante belleza de lugar.


Continuamos por la senda, faldeando el cerro de la virgen y oteando el horizonte donde podemos adivinar el no tan lejano Castillo de Loarre,  hasta toparnos con la pista que cruzaremos unas veces y seguiremos otras, para llegar a la localidad de Aniés por cuya calle principal transitaremos bajo la atenta mirada de los lugareños que toman el sol de mediodía que calienta los cuerpos y recuerda que el hambre acecha. 



Buscamos y seguimos las marcas del GR1 hacia Bolea que se combina con el archi-famoso y archi-sobradamente-equipado camino natural de la Hoya de Huesca.  Primero pista, luego senda, ahora carretera y pista otra vez hasta encontrar un carrascal que nos albergue para comer al sol cosa que hacemos recreándonos en el calor que al atardecer se irá.  De aquí seguiremos ya siempre por pista admirando el paisaje de la Hoya, hasta el cruce con la pista de esta mañana y a la izquierda otra vez para buscar Santa Quiteria donde nos esperan los coches.



La caña del triunfo en el mismo restaurante del Eroski y cada mochuelo a su olivo otra vez con ganas de volvernos a encontrar.




El track AQUI

Fecha real: 24/01/2015

Desnivel: 560m.

Distancia: 15km.

Tiempo invertido: casi seis horas

viernes, 23 de enero de 2015

Bielsa-Lafortunada por el camino del Canal del Cinca (PR HU-137)


Mega-quedada bloguera con récord de participación.  Entre blogueros y acompañantes hacemos nada más y nada menos que trece humanitos para componer la expedición, a saber: los habituales Pol con su prole Chaime y Bizén, José Miguel, Juan Carlos y Silvia, David y Elena, los agregados Kankel, Roberto, la Joven Castora Chus, Bonito del Norte y Servidora.  Hemos quedado en Aínsa donde tomamos un frugal café y salimos dirección Bielsa donde aparcaremos habiendo dejado antes un coche en Lafortunada y otro en Salinas para por si acaso hay que escapar por patas de la tempestad de nieve que dicen va a caer.

Frente al parking principal de Bielsa, sale la senda muy bien indicada que deberemos seguir: la PRHU-137 hacia Tella.  Se inicia con una pronunciada cuesta que hoy se presenta con una ligera capa de nieve que hace un poquito resbaladizo el asunto, pero ahí vamos, poco a poco y sudando a pesar del frío.


Pronto llegamos a lo majo de la excursión que es el camino tallado en la piedra en busca del trazado del canal para abrirse paso.




Y así, chino chano, subiendo y llaneando a ratos, llegamos a un mirador donde paramos a almorzar que ya nos lo hemos ganado de bien.  Desde aquí contemplamos Bielsa y sus montes mientras el frío se nos apodera y emprendemos marcha otra vez.



Parece que por fin hemos alcanzado el canal y ahora sí, empezamos a llanear contorneando las laderas de la Sierra d’as Zucas en un vaivén de paisajes a ratos por encima del canal, a ratos por debajo, otras veces a un lado y muchas veces por una agradable faja que irremediablemente nos termina acercando al cuello de Tella. 





Nos enfrentamos ahora al mayor desnivel de toda la ruta pues hemos de subir hasta Tella, cosa que hacemos a duras penas ya que los estómagos piden su ración alimenticia "seria" y no están para esfuerzos.  Por fin en el desierto pueblo, nos protegemos del frío en la puerta de la iglesia donde empiezan a brotar las viandas como para una boda y, entre tortilla, chorizo y chocolate caliente para postre, se nos animan los cuerpos y emprendemos la bajada que nos llevará a Lafortunada en un santiamén.



Las cañas del triunfo en el único bar abierto mientras esperamos a los conductores que nos traen los coches desde Bielsa para regresar “cada mochuelo a su olivo” con nuevos planes en el bolsillo y en la mente.

Mi GPS se reveló o tenía frío así que no tengo track, pero en las crónicas de David o de Silvia encontraréis mucha más información: AQUÍ y AQUÍ.

Fecha real: 18/01/2015
Desnivel: unos 600m.
Distancia recorrida: casi 20km.
Tiempo invertido: 6h. 30m.

lunes, 19 de enero de 2015

Pico Picón o Peña Picón del Mediodía (1.404m.)


Según viene uno de Siétamo dirección a Huesca, con un poco de imaginación, se puede contemplar la silueta de un gigante yaciente cuya nariz sería el Picón y los pies el Salto Roldán.  Esta circunstancia y el hecho de que le llamen “el Cervino de Guara” hace de este pico una de esas conquistas que siempre había retrasado, parte por respeto y parte por miedo.  Pero algún día tenía que ser.


Aparcamos en un “arrime” que hay en la pista que se coge a mano derecha nada más salir de San Julián de Banzo, pueblo en el que nos hemos reunido con Elena y David.  Hay que obviar el desvío que indica “San Martin de la Val de Onsera” y en el siguiente a la derecha indica a la “Peña Man”.  Empezamos a caminar en descenso para cruzar el Barranco de San Martin tras el que encontraremos una señal que nos desvía a la derecha para comenzar un suave ascenso disfrutando de las vistas del Salto Roldán cuyas peñas desde aquí parecen una.


Alcanzamos un alto tras el cual descenderemos de repente al Barranco de la Cobeta mediante un sencillo destrepe que tiene una cuerda fija para ayudarnos.  De aquí continuamos la suave pendiente que pronto nos lleva a un alto desde el que empezamos a contemplar la punta del Picón enfrente y la hoya de Huesa a nuestra izquierda.




Otro ligero descenso nos adentra en una zona más boscosa.  Típico ambiente “guarense”: caras sur secas con matorral bajo y caras norte frías, húmedas y frondosas.  Todo en cuatro metros cuadrados.



Flanqueamos la Cresta de la Cobeta en ligero descenso hasta el cauce seco del Reguero del Águila para enfrentarnos al grueso de la excursión de hoy.  Una empinadísima pendiente por típico bosque y pedrera “Guarensis” me desfondan y hasta tengo que parar a tomarme un súper gel chute de azúcar que la pájara está servida.  Vamos ascendiendo poco a poco según mi cuerpo rebelde lo permite y llegamos a un pequeño resalte tras el que nos encontraremos el archifamoso paso de la cadena.  Se trata de una pequeña travesía a la que nos tenemos que aupar con la ayuda de una roñosa cuerda fija para posteriormente sujetarnos a una cadena que sirve de pasamanos para superar este paso un tanto expuesto que, de otra manera, podría resultar bastante peligroso. 

Entre pájara y vértigo, no pude hacer foto del paso famoso tras el cual otro par de resaltes abren paso a la empinadísima y antipática ladera final que poco a poco, paso adelante, paso atrás conquistaremos por fin el Picón de mis angustias.  A comer como si no hubiéramos comido nunca y tras las fotos de rigor, para abajo por donde hemos venido.



Destrepes y malos ratos con la cadenita de marras después, llegamos a los coches para trasladarnos a Huesketa a por la caña del triunfo que hoy nos la hemos ganado de bien ¡si señor!.



El track aquí

Crónica de David aquí

Fecha real: 11/01/2015

Desnivel: 820m.

Distancia recorrida: 9,7km.

Tiempo invertido: 5h.




miércoles, 14 de enero de 2015

Pico de la Canal Roya (2.345m)




Llevo días con ganas de montaña nevada y aunque el manto blanco este año se está haciendo de rogar, un pajarito me ha dicho que el Pico de la Canal Roya está en perfectas condiciones para un ataque frugal de esos que a mí me gustan.  Dicho y hecho, quedo con Tato (el único valiente de tantos contactos contactados) y sin madrugar con el sol ya en lo alto, dejamos el coche en el parking de Anéou nada más cruzar el Portalet.

Cargamos mochilas con raquetas a los hombros y empezamos a andar por la evidente pista que se adentra en el circo de Anéou en busca de la Cabaña d’Araille desde donde la huella de raquetas y esquíes se hace más y más evidente.



Dejamos atrás la cabaña y tras superar varias zonas con claros sin nieve, nos calzamos las raquetas en un pequeño llano que ya nos anuncia la continuidad de manto.  Con nuestras pintas de patos mareados continuamos caminando por el fondo del valle siguiendo la huella y contemplando el altivo Pene de la Glére que irá quedando a nuestra izquierda mientras vamos remontando suaves pendientes bajo un clima ideal casi veraniego.


Alcanzamos un suave collado que nos abre las puertas al Pla de la Gradillere.  Desde aquí ya contemplamos muy cerca el pico que nos espera superpoblado de montañeros que, como nosotros, aprovechan el regalo que hoy nos hace la meteorología.


Caminamos ahora a la sombra del Pene de la Glére mientras observamos con curiosidad el pico y decidimos darle un poco de alegría a la jornada separándonos del pelotón para atacar la cumbre por la izquierda en lugar de seguir a las hordas de humanos que persiguen nuestro mismo objetivo.  Aún habiendo menos tránsito, seguimos encontrando huella de raquetas que nos ayuda a buscar el mejor itinerario para poco a poco, ladera arriba, auparnos en la arista que nos dará paso a la cima.




Fotos de cima, identificación de picos y continuamos la marcha dejando a nuestras espaldas el mojón cimero y sus visitantes.  Bajamos por el lomo de la montaña observando el Valle de Canal Roya cuando ¡ups! ¡la ladera está helada! ¿quién descongelará la ladera?, con mucho cuidado rectifico dirección y busco la ladera más sureña por donde ahora sí, bajamos tomando el sol y silbando hasta el collado con el Pic de la Gradillere en el que paramos a comer mientras continúa el flujo de personal arriba y abajo.


Bajamos en busca del Pla de la Gradillere para reencontrarnos con la ruta de subida bajo el Pene de la Glere tras el cual se quiere esconder el sol mientras pienso lo poco que nos falta para llegar al coche y lo bien que me lo he pasado.


Fecha real: 10/01/2015
Cartografía: Rando éditions. Pyrénées nº3.
Desnivel: unos 600m. acumulados
Tiempo invertido: 5 horas