viernes, 8 de noviembre de 2013

Dec de Lhurs (2.176m.)

Esto del “blogueo” es lo que tiene, que conoces gente maja y no ves el día de quedar todos para compartir actividad, cosa que hicimos este domingo.  Día grande, conseguimos juntarnos Servidora de Ustedes de este nuestro blog “Montañera a tus Montañas”, J.M.N. de “Pirineos, Montañas y Hombres”, Silvia de “Los del Termo”, David de “Rutas por el Pirineo” y Pol de “L’aragonés en a Escuela”.  Nos acompañan Bonito del Norte, J.C., Luisa, Helena y el Yeti, todos de sus padres y sus madres respectivamente.

La cita es en el bar L’artica de Jaca donde acudimos todos puntuales y sin madrugar oyes, ¡que gozada!.  El día tiene buena pinta a este lado del Piri.  Nos repartimos en dos furgos y ¡ala! A cruzar la frontera.  Ya por Canfranc el aspecto de la meteo cambia pero es salir del túnel y Francia se nos presenta escondida en una nebulosa blanca y húmeda que a servidora le hace dudar del éxito de la gesta de hoy.  Pero como nadie dice nada, pos oye, chitón.

Tomamos el desvío de Lescún y sin llegar al pueblo, siguiendo las señales, terminamos aparcando en la Borda Masousa.  Llueve un “calabobos” de esos tipo San Sebastián que a mí me pone tan mala leche, pero nadie se revela a pesar de que yo lo intento.  No hay cuorum.  Todo el mundo se calza el Goretex y ale para arriba ¡ridiez, con lo poco que me gusta mojarme nada más empezar!.

Total que echamos a andar siguiendo la pista y menos mal que es una pista porque la visibilidad es nula, aunque he de admitir que el bosque tiene su aquel los días como hoy.  La cosa es fácil, sólo hay que seguir la pista y estar atentos a algún cruce que nos haga el camino más corto (aunque más empinado) para ir ganando altura.  Cerca de la Borda Anglatte, la pista se convierte en una senda más bien ancha que se estrecha al llegar al cruce del barranco de desagüe del Lac de Lhurs y también se empina en un pequeño resalte en el que hay que prestar un pelín de atención, sobre todo porque el suelo está, lógicamente, tan mojado como nosotros.



Desde aquí ya queda poco para llegar al Lago y Refugio de Lhurs.  ¡Que bien! Pienso, comemos en el refugio y bajamos que total con la que está cayendo no vale la pena subir al pico.  Llaneamos un rato y llegamos al Lago que rodeamos para acercarnos al refugio que está como deberían estar todos los refugios: limpio y acondicionado.  Nos acomodamos y empiezan a correr los vinos, longanizas y galletas de chocolate gracias a lo cual me pongo a comer como una tocineta y a beber vino como uno que bebe mucho vino hasta que percibo movimiento a mi alrededor.  ¡Ala! Estos chalados han decidido subir… ¡y Bonito se apunta! Y yo, como soy una picada, pues me apunto también.  Como Helena se queda a cuidar el fuego, dejamos algunas mochilas a su cargo.


Por lo menos ya no llueve y a ratos se abre un poco la niebla.  Desde el refugio no hay una senda clara y definida así que tiramos ladera arriba como nos viene en gana buscando un collado herboso a la derecha del pico y aquí la cosa se empieza a despejar más y más.  Menos mal, porque estas rampas recién comidos y al ritmo que hemos cogido son para cargarse al mas pintado (menos a David, que ya nos lleva buena ventaja ¡que fuerte está el jodío!).




En el collado se aprecia traza de senda y la seguimos ya dirección al lomo cimero que es un caos calizo por donde nos vamos aupando echando el resto trepada aquí, trepada allá hasta la cima. 




Tenemos suerte, hay muchas nubes pero las cumbres están despejadas lo que le confiere un ambiente bello y misterioso al ya de por sí bonito paraje en el que nos encontramos, así pues, desenfundamos cámaras y móviles en un festival fotográfico que ríase usted de los safaris esos que organizan en África para fotografiar bichos.  Ayudados por un simpático jóven francés, sacamos foto de grupo y todo… ¡esto es una bacanal fotográfica!.

Saciados de nuestra voraz hambre de imágenes.  Emprendemos la bajada por el mismo camino, recogemos a Helena y hasta los coches disfrutando, ahora sí, del paisaje que ha despejado algo y se deja inmortalizar.





Ascensión preciosa y sencilla excepto por los pasos de trepada finales.

¡GRACIAS DAVID!

Fecha real: 03/11/2013
Cartografia: Rando Éditions nº3.  Béarn y los tracks de J.C., J.M. y David
Desnivel: 1.216m. más o menos
Distancia: 15km. más o menos
Tiempo invertido: seis horetas a paso más o menos ligero y parando a comer

martes, 5 de noviembre de 2013

Escuain-Puente de Gurrudué por la Senda Colgada (circular)

Empieza el primer puente de la temporada, dan mal tiempo pero nos apetece andar y la verdad es que en Huesca hace bueno así que en despertarnos (eso sí, sin despertador) cogemos la carretera de Barbastro, pasamos por Aínsa y al rato, al salir de Escalona, cogemos el desvío de Añisclo.  Pero no es semejante cañón nuestro objetivo de hoy.

Para hoy vamos a dejar las hordas de turistas que disfruten de las atracciones principales del Parque Nacional mientras nosotros nos metemos en nuestra particular “boca del lobo”, en busca de una de esas sendas por donde pocas veces se transita y que siempre se deja para otro rato porque es corta y tampoco lleva a ninguna parte de no ser que se combine con alguna otra de las grandes travesías que ofrecen los Cañones de Escuaín.


Aparcamos a la entrada de Escuaín y empezamos a andar buscando la iglesia tras la cual comienza la senda que, indicada por carteles, baja hacia La Garganta.  Al poco de cruzar el Barranco Lugar, seguimos por la derecha hacia Las Fuentes, señalizada por un cartel que indica lo mismo la dirección como la peligrosidad del camino, ¡ale pues! Este es el nuestro seguro.  Pronto nos encontramos el paso más difícil de toda la jornada: una pequeña travesía por una laja caliza asegurada con una cadena pasamanos, no tiene mucha dificultad pero sí un patio considerable que pone el cuerpo tenso.


Al poco nos encontramos un destrepe sencillo, pero lo mismo, a nuestra derecha se abre buen patio, así que con cuidado y esmero bajamos a “tierra firme” para continuar por el camino, pero para poco rato pues enseguida llega un cruce “crucial” (y valga la redundancia).  Un cartel nos indica “Revilla” y “Puente de los Mallos”, este puente es el mismo que yo prefiero seguir llamando “de Gurrundué”, pero no es este el camino que queremos seguir, queremos meternos en “el marrón” de la senda colgada para lo cual aquí hay que torcer a nuestra izquierda pero como no estamos seguros de dónde, seguimos un poco para abajo hasta que nos aseguramos que aquél que hemos obviado es el lugar adecuado así que media vuelta y arriba otra vez.  No hay ninguna señalización y la senda parte de un pequeño claro de monte bajo que la hace apenas perceptible, pero sí, pronto nos adentramos en el bosque siguiendo esta coqueta y estrecha senda.



El itinerario tiene el sabor de las típicas Fajas de Ordesa aunque el patio no es muy perceptible.  Pero lo hay y se hace visible en alguno de los pocos claros que atraviesa y especialmente en un pequeño caos de roca que hay que atravesar, lugar en que uno adivina más que seguir la senda.  Ahora sólo queda caminar en un ambiente de naturaleza abrupta rota únicamente por el crujido de las hojas secas al pasar, estamos solos y agradecemos esta sensación.



Seguimos la senda durante un buen rato, subiendo y bajando, pero sin grandes desniveles hasta que nos cruzamos con otra senda que baja a Las Gargantas, la obviamos y seguimos rectos en descenso hasta dar con el Barranco Carcil en un bello paraje que una sola foto no puede resumir ni tampoco hacer honor.




Aquí cambiamos el sentido de la marcha en un brusco giro a la izquierda que casi nos saltamos, pero no hay pérdida, nos queda claro que no hay otro itinerario posible.  Discurrimos dejando el barranco a nuestra izquierda y tras una pequeña pendiente, descendemos hasta encontrarnos con una bifurcación señalizada.  Esta nos bajaría al fondo de la garganta y podríamos enlazar con la otra orilla para ir a Revilla y cerrar una circular hasta Escuaín, pero tampoco es este nuestro objetivo de hoy (además de que no nos da tiempo) así que nosotros seguimos por la izquierda, hacia el puente al que llegamos al poco para contemplar la garganta, estrecha, oscura y profunda… ¡ala me voy que me mareo!.


Volvemos atrás para hacer parada y fonda en un claro muy próximo al puente desde el que contemplamos la dirección a seguir.  Toca ascender casi paralelos al camino de venida del que nos iremos alejando hasta dar con el bello paraje de La Valle donde se nos abren las vistas y enlazamos con la pista que nos ha de llevar de regreso a Escuaín contemplando la norte del Castillo Mayor … ¡provocadora!.




Corta pero difícil excursión.  No recomendable para principiantes por cuestión de orientación y vértigo.  A nosotros nos ayudó mucho la descripción de la web ordesa.net (aquí).  ¡Por fin mi primer track entero! Aquí

Fecha real: 01/11/2013
Cartografía: Editorial Pirineo nº4. Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido
Desnivel: 457m.
Distancia: 12kms.
Tiempo invertido: casi cinco horas tranquiletes y parando