Después de las buenas nevadas de noviembre y el anticiclón
eterno del último mes, las condiciones de la nieve son inmejorables para los
que gustamos del alpinismo invernal, a crampón limpio. Así que para iniciar la temporada
“veinteveinte”, nos arrancamos el Cuñao, Toño y Servidora de todos Ustedes
dirección Francia por Bielsa y en Parzán, tomamos el desvío hacia Chisagüés y
seguimos adelante por la pista que hoy presenta buenas condiciones para vehículos
altos tipo SUV o Todoterrenos, como el que hoy llevamos. Así,
llegamos casi hasta el final del Valle del Barranco de Petramula donde
aparcamos.
Nos calzamos botas rígidas y polainas y arrancamos a andar
por la pista que pronto se nos presenta bien nevada. Llegamos a una curva muy pronunciada a la
derecha y aprovechamos para ponernos los crampones que ya no se nos despegarán
de las botas hasta el final de la jornada.
Aquí arranca la senda a nuestra izquierda hacia el Collado de las
Puertas, seguimos la huella dejando el Barranco de Petramula a nuestra
izquierda en busca del mejor paso para superar su fuente tras lo que giraremos
suavemente a nuestra derecha para continuar por la ladera que poco a poco va
ganando pendiente.
Tenemos suerte y hay huella abierta todo el camino y, cuando
éste va a adentrarse en la vaguada hacia el Collado de las Puertas, giramos
dramáticamente a nuestra izquierda para enfrentarnos a una tremenda pala que
desde abajo parecía mucho menos empinada.
En fin, a sufrir un rato cara arriba, a patada limpia con la nieve que
aún no ha transformado y nos hace sudar lo nuestro (aquí se quedan todos los
excesos navideños). Y así, nos aúpamos
en la primera cima de hoy: la Punta de las Puertas que dejamos atrás para
recorrer la cresta que la une con el Pico Chinipro que se nos hace rogar con un
paso algo expuesto y vertical que superamos ayudándonos unos a otros como
buenos montañeros que somos. En la cima
disfrutamos las vistas un buen rato y charramos un poco con un trío de
franceses que han llegado casi a la par.
Robiñera a la derecha y Lamunia a la izquierda |
Allá vamos |
Precioso Vignemale iluminado durante un rato |
La norte de las Sorores desde el hito cimero |
Y poco más que contar. El descenso siguiendo nuestras huellas, ahora con la nieve algo más transformada lo que nos proporciona velocidad sin dejar de tener cuidado, que no nos apetece practicar hoy la auto-detención. De aquí al coche, caña en Parzán y para casa más contentos que unos muy contentos.
Ascensión muy exigente, al menos en condiciones invernales, a un mirador 360º que hará las delicias de quien se lance a hollarlo. Hay que conocer el manejo del equipo de invierno y tener algo de fondo y forma (tuvimos agujetas, si eso).
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