lunes, 7 de agosto de 2017

Laguna 69. Parque Nacional de Huascarán (Ancash, Perú)


Cuando se delimitó el territorio del Parque Nacional del Huascarán, hicieron un inventario de lagunas y siendo tantas las nombraron por orden numérico.  Más tarde, los habitantes de la zona fueron retomando los nombres originales excepto en los casos de las Lagunas más escondidas como es el caso de la 69: nuestro objetivo de hoy para continuar con la aclimatación a la altitud andina.


Nos pasan a recoger a las 5:30 de la mañana en un autobús que se irá llenando poco a poco de gente de diferentes nacionalidades, la mayoría parejas o gente sola.  El guía nos cuenta un poco el plan del día y salimos de Huaraz.  Hasta aquí lo que recuerdo antes de dormirme, lo siguiente ya fue una parada en un restaurante de la localidad de Yungay para desayunar y otra vez en marcha por otra carretera que se adentra en la Cordillera Blanca y nos lleva a una segunda parada en la Laguna Chinancocha (una de las lagunas llamadas Llanganuco), unas fotos y a seguir.


El autobús nos deja en una curva de 180º y a nuestra izquierda parte la senda que desciende unos pocos metros hasta aposentarse en un llano que recorremos dejando el Río a nuestra izquierda.  Vamos ganando desnivel muy poco a poco pues la altitud se hace sentir ya que hemos partido a 3.900m.  A nuestra espalda va quedando el Huascarán, pico más alto de Perú con 6.768m de altitud.

El río queda a nuestra izquierda.  Al fondo el Chacraraju (6.108m)

Huascarán a nuestra espalda

Llevamos unos dos kilómetros caminados cuando la pendiente comienza a acentuarse para hacer un par de lazadas que nos acercan a una pequeña cascada que queda a nuestra derecha  y luego un flanqueo dejándola a nuestra espalda.  Otra cascada se hace visible por nuestra izquierda mientras describimos el flanqueo que se dirige a lo que nos parece un collado.

Cascada a la derecha

Cascada a la izquierda

La pendiente se pronuncia y tras unas cuantas pequeñas lazadas, llegamos a un falso collado que alberga una pequeña laguna que dejamos a nuestra derecha y continuamos camino que nos lleva a un enorme llano parecido a un lago colmatado.  Llaneamos durante un kilómetro.

Subida al falso collado



Estoy reventada y mareada.  No me entra aire en los pulmones y tengo que parar a coger aliento cada dos por tres.  Pero no estoy sola, es el sentimiento general… incluso Bonito del Norte nota (muy suavemente, eso sí, que es vasco) los efectos devastadores de la altitud y solo queda lo peor.  Nos enfrentamos a un último y empinadísimo repecho que se convierte en una especie de desfile de penitentes zigzagueando por el monte sacro… afortunadamente, ninguno sucumbimos al mal de altura y llegamos más o menos enteros a la orilla de esta preciosidad de Laguna de aguas turquesas a los mismísimos pies del Chacraraju.


A sus pies, Sr. Chacraraju

No me encuentro nada bien pero me da para comer y sobre todo beber antes de que el guía nos reagrupe para iniciar la bajada que realizaremos por el mismo itinerario de subida.  El dolor de cabeza se me adueña y por mucho líquido que bebo no se me pasa.  Sin embargo, el lugar me tiene tan flipada que aún me da para hacer alguna foto más.

Empezamos el descenso, el Huascarán al fondo ya se ha cubierto

Una Vizcacha, versión andina de la Marmota (perfectamente mimetizada, premio al que la encuentre)

Excursión técnicamente fácil pero dura por la altitud cuando se está todavía aclimatando.  Hay que hacerse a la idea de que como primera ruta en altura, nos va a hacer sufrir.

Moraleja del día: Cuando te parezca que has bebido suficiente, bebe más.



AQUÍ el track

Fecha real: 06/07/2017

Desnivel: 760m

Distancia: 13km

Tiempo invertido: 6h

3 comentarios:

Eduardo Pardo dijo...

Hola Pirene.

Curioso que les de un nombre numérico, aunque luego se lo cambien ... Una laguna muy bonita, con esas aguas color turquesa, son los ibones azules del Peru.

Un saludo

Amuso dijo...

Hola Pirene¡

Espectacular lugar, seguiremos leyendo con atención tus incursiones peruanas...

Salud¡

Fer

carmar dijo...

Lugares impactantes en los que uno se siente insignificante frente a la magnitud de lo que nos rodea.

No parece haber sitio para el romanticismo cuando las lagunas se numeran en lugar de nombrarlas. Supongo que los burócratas que de ello se ocupan poco o nada entienden de la llamada de la naturaleza.

Buenas crónicas de un bonito viaje a ultramar.

Salud y Montaña, Pirene.