Extraña noche la de hoy.
Lo que es dormir, sí, he dormido.
Lo que es respirar ya ha sido otra cosa… ahora sé lo que es una apnea
nocturna: respirar en falso, eso es. En
una de esas me despierto del todo y ya es de día así que asomo el tozal por la
ventana con mucho cuidado de no salirme del saco que hace un frío que pela,
para encontrarme un panorama simplemente espectacular.
Hay nubes, pero pocas y confiamos en que se levanten conforme
avance el día. Sin más, a desayunar
rápidamente y a andar lentamente que los cuerpos no dan para más.
El camino empieza a media ladera encaminándose a un barranco
o valle o vaya usted a saber, porque aquí todo es diferente. Pronto giramos hacia el norte dejando a
nuestra espalda Kianjin Gompa. La
pendiente no es dura pero sí mantenida, el buen ánimo y la correcta
aclimatación nos ayuda a ir superando cada tramo casi casi como si estuviéramos
en un dosmil, sólo que cuesta respirar y duele la cabeza un poquito. Tenemos nuestro destino siempre a la vista y
nos parece mentira que vayamos a alcanzar un cuatromil que tiene pinta de loma,
como quien se sube al Pacino a merendar, oyes. Sin embargo aquí cada paso supone algo más de
esfuerzo de lo normal, pero ya está, sin miedo, sólo hay que seguir a Imán y
caminar, caminar y observar los yaks que nos acompañan pastando y gruñendo de
vez en cuando. De repente un parón, Imán
señala a no sé dónde y me informa: “tibetan snowcock”, miro atentamente y
finalmente distingo un bicho majísimo, es el perdigallo tibetano (Tetrogallus
tibetanus), no he encontrado más información pero me imagino que es algo como
nuestro urogallo.
Vamos haciendo varias paradas para hidratarnos bien evitando
el mal de altura y para fotografiar las grandes cumbres. Fotos que para nada son fieles al verdadero
ambiente que nos rodea.
Giramos Nor-oeste para enfilar la arista cimera y nos llevan
los demonios al econtrarnos el Langtang Lirung, que con sus 7.246m. de altitud
es la cumbre más alta de la zona, totalmente tapado por las puñeteras nubes de
evolución “himalayensis” tan pródigas en estas fechas de temporada baja
pre-monzón.
Sólo queda seguir la arista y a Imán hasta la cima decorada
con miles de banderas de oraciones budistas.
Se me lleva la emoción y me dejo llevar, estoy en una “tachuela” sí,
pero en el Himalaya ¡que narices!. Esto no lo voy a poder describir pero sirva
como botón que se me empañan los ojos mientras aporreo el teclado en este mismo
instante. Lamentablemente las vistas no
son fotografiables: mucha nube y poca vista.
Tampoco son descriptibles pues la inmensidad del lugar sólo se puede
apreciar allí mismo.
Unos cacahuetes picantes, bien de agua y cara abajo por
donde hemos subido. Mientras comemos en
el lodge nos empezamos a plantear la posibilidad de cambiar el plan y, puesto
que nos sobra día, bajar a dormir a Langtang Village en lugar de quedarnos en
Kianjin Gompa, total el tiempo tampoco parece mejorar y unos metros más abajo
nos encontraremos mejor, además así acortamos la etapa de mañana.
Vamos dejando atrás el fondo del valle y en un par de horas
ya estamos descansando en Langtang.
Pasaremos la tarde dando paseos por el pueblo y bromeando entre nosotros
y otros trekkers y guías que hemos conocido por el camino. Mañana nos espera un día largo y duro, a ver
cómo reaccionan los cuerpos.
4 comentarios:
Será una tachuela pero es casi tan alta como el Mont Blanc.
Felicidades.
Pues a pesar de las nubes vaya pedazo de montes que se veían ¿no?.
Fer
Menuda sensación más estraña tiene que ser que te falte el aire. Esa ave, yo creo que se parece más a una perdiz que a un Urugayo, un saludo
Sí BRUNO, muy alta pero sin ninguna complicación. Mejor, porque allí arriba tampoco se da para mucho más.
Imagínate COSTRA si no hubieran habido nubes, igual no vuelvo tú.
EDUARDO, es extraño pero el cuerpo se habitúa. El bicho físicamente se parece más a una perdiz, cierto, pero por el nombre científico me hace dudar si no es de la misma familia del urogallo.
Ale gente! gracias por pasar. ¡Abrazos!
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