Andaba yo emperrada en subir a Collarada, hace casi veinte años lo hice por primera vez y también fue mi primera cumbre pirenáica así que le tenía ganas. Entré en la web del ayuntamiento de Villanúa para buscar información sobre los permisos que conceden para subir con el coche hasta el refugio de la Trapa y me sorprendí al ver que durante el verano no conceden permisos sino que te suben ellos mismos en todoterreno por ocho euretes, diez si quieres que también te bajen. Bueno, me lo pensé un poco y decidí seguir navegando un rato por la web hasta que ¡caspita! Me encuentro con que ese finde organizan una ascensión guiada a Collaradeta. ¿Que me lleven a un pico sin que tenga yo que pensar, sólo dejarme llevar y disfrutar?, sin dudarlo me apunté, como una marquesa oiga.
A las siete y cuarto de la mañana ya estábamos en las inmediaciones de la oficina de turismo de Villanúa donde nos esperaba un señor que sin duda era el guía que nos llevaría hoy hasta Collaradeta a Bonito del Norte, migo misma y ocho más. Un par de trámites y al rato empezamos a subir por la pista hacia el refugio de la Espata , donde dejamos los coches y empezamos a andar, primero por la pista y enseguida por senda muy marcada que cogemos a nuestra derecha.
Las primeras cuestas por bosque a paso de guía, es decir, despacito y con calma: “paso para llegar”. Al poco nos encontramos con el paso clave de toda la ascensión, una canal muy fácil donde apoyamos las manos un par de veces pero sin mayor dificultad y empezamos a obtener vistas de la mole de Collarada y al poco ya tenemos a las dos hermanas al alcance de las manos, bueno más bien del objetivo… ¡que guapas ellas!.
Continuamos ahora por una ladera calizo-herbosa que, para nuestro disfrute, nos encontramos plagada de flores de nieve o edelweis por dorquier… bien de fotos y a continuar. Cada vez tenemos más cerca el objetivo de hoy.
Superamos un pequeño contrafuerte y torcemos hacia la izquierda hasta un collado que nos deposita en un pequeño valle entre ambas collaradas. Tiramos ahora a nuestra derecha por pedrera buena y bastante estable de la que salen corriendo unos cuantos sarrios que hacen nuestras delicias con su gracilidad (¡ains!).
Vamos laceando primero a la izquierda y luego a la derecha ya dirección a la cumbre superando otro pequeño paso de esos de poner las manos para, ahora sí, llegar a la cima más feliz que una perdiz. Vistas espectaculares aunque ensombrecidas por las nubes de evolución que llevan formándose toda la mañana pero que no descargan ni molestan.
De bajada, nos desviamos un poco pues el guía decide recompensar nuestro buen comportamiento (admito que hemos sido un grupo muy majo, nada quejicas y muy dispuestos) con la extraordinaria visión de uno de los rincones más bonitos que he visto en esta zona…
Con un delicioso sabor de boca y más contentos que chupillas, bajamos por el mismo camino a los coches y nos despedimos.
Me ha pasado lo mismo que cuando visito una ciudad nueva. No es lo mismo ver las cosas desde la ignorancia que cuando te acompaña un conocedor del lugar, dudo que alguna vez me hubiera dado por subir a Collaradeta siempre desmejorada por su hermana mayor y dudo más aún que en ese caso hubiera dado con “La Ventana ”.
Fecha real de la triunfada: 28/07/2012
Cartografía: El cerebro de Manolo
Fotos: La de siempre