Tal como me levanto, escucho el sonido de la lluvia golpear
los cristales. “Wasapeo” a JM para que
no me espere, salir de casa ya con mal tiempo se me hace de masoca. Pero me he desvelado y tras un rato de dar
vueltas y enredar sábanas, le aviso de que me espere, que me apunto al plan B
consistente en irnos a los estrechos de Entremón pero para hacerlo majo,
llegaremos pasando primero por el Castillo de Samitier.
Aparcamos justo a la entrada de Ligüerre de Cinca, en el
parking habilitado para visitantes. Para
empezar la excursión, dejamos el parking a nuestra espalda y nos fijamos en un
pequeño campo, hay que fijarse bien hasta encontrar una estaca de madera con
pintura que indica el itinerario hacia la Peña Magdalena, un Tozal al Oeste del
pueblo que de momento no vemos pues todavía queda niebla residual de la lluvia
de la madrugada. Ya no hay más
dificultad, seguimos este itinerario bien señalizado dirección Oeste, pasando
por un campo labrado y atravesando algún tramo de bosque mediterráneo típico de
las sierras exteriores, hasta encontrarnos con la carretera que cruzamos para
volvernos a incorporar inmediatamente a la senda que gira a nuestra
izquierda. Conforme ganamos altura, se
abren las vistas al sur que hoy, tras la lluvia, resultan de lo más
fotogénicas.
La senda inicia un ascenso bastante acusado y, mientas la
niebla se disipa, nos incorporamos a una pista desde la que ya tenemos vistas
de la Peña Magdalena a nuestra izquierda y el Castillo de Samitier a nuestra
derecha más a lo lejos y entre los cables de la línea de alta tensión que lleva
un rato acompañándonos. Pasamos un
semi-collado y dejamos a nuestra espalda el Tozal. Ahora son las vistas hacia el norte las que
hacen nuestras delicias mientras continuamos por la pista que abandonamos tras
3 kilómetros de marcha y nos metemos casi monte a través para buscar un
sencillo paso de trepada que nos permite encaramarnos a las ruinas del Castillo
Moro desde el que contemplamos entusiasmados La Ermita de San Emeterio y San
Celedonio y el Castillo de Samitier que ya tenemos al alcance de la mano.
Destrepamos y tras analizar un poco el terreno, nos lanzamos
por una sencilla canal que, a nuestra derecha, parece haber sido transitada. Descendemos apoyando manos en algún tramo
pero sin mayor dificultad, hasta incorporarnos al camino normal que habíamos
abandonado. Subimos hasta las
construcciones, entramos en la Ermita y la atravesamos para visitar las ruinas
del Castillo. Tras hartarnos de hacer
fotos, nos sentamos un rato a picar algo que ya es hora.
Nos quedaríamos buen rato aquí ahora que ha salido el sol y
nos rodea un ambiente casi místico con la niebla cubriendo los valles y las
cumbres emergiendo ante nuestra mirada agradecida, pero hay que continuar que
el día es corto.
Dejamos Ermita y Castillo a nuestra espalda y nos
incorporamos a la pista que debemos seguir hasta las inmediaciones de la
localidad de Samitier. Tras una curva a
la izquierda, justo donde termina el pueblo y tomando como referencia una gran
nave industrial, dejamos esta pista principal y nos incorporamos a otra más
estrecha a nuestra derecha. Seguimos la
pista, pasamos una central solar a nuestra derecha, el pueblo de Mediano a
nuestra izquierda y nos incorporamos a la carretera que lleva a la presa del
Pantano de Mediano, por nuestra derecha.
Continuamos hasta la presa y la cruzamos.
Vemos un cartel que indica a nuestra derecha y una señal en
el suelo que también. Tenemos dos
opciones: bajar por las escaleras de la presa que presentan un cartel que nos
lo prohíbe o adentrarnos en un túnel que, en principio, no porta ninguna señal
de la GR1 a la que nos debemos incorporar.
Pues nada, como nos gusta la aventura nos lanzamos escaleras abajo para
darnos cuenta de que nos hemos equivocado.
Por suerte, la carretera que continúa por nuestra izquierda se una a la
culminación del túnel y enganchamos la senda.
Nos adentramos en el estrecho de Entremón por la senda colgada
que a penas da muestras del precipicio que tenemos a nuestros pies pues la
mayoría de ella transita por un encantador bosque de boj. Sólo encontramos un par de tramos aéreos, un
primero con unas grapas muy sencillas de superar y otro más impresionante, ya
casi al final, con una sirga “quita miedos”.
Cuando se abre el paisaje, paramos al sol para comer antes de continuar
camino hasta la carretera por la que cruzaremos un puente a nuestra derecha y
tras un breve tramo en cuesta, nos desviamos a la izquierda por la senda que
seguiremos para llegar enseguida de regreso a Ligüerre de Cinca cerrando el círculo.
Encantadora excursión muy recomendable para quienes quieran
visitar esta zona. Es fácil y, aunque un
poco larga, merece mucho la pena más en un día como hoy que la orgía
fotográfica está servida.
Fecha real: 25/11/2017
Desnivel: unos 800m, no creerse nada del track que se le va la olla
Distancia: 15km
Tiempo: 6h con calma
4 comentarios:
Adornada de vaporosas gasas o reflejándose en calmas aguas, donde todavía las haya, muéstrase la Natura; estallido de luz y color cuando al fin y con tesón el sol disipa y se posiciona como dueño y señor del lugar.
Muy atractivo recorrido que bien mereció el haberse desorado, y que apunto “ipso facto” para realizarlo tan pronto tenga la oportunidad, mientras el Pirineo está en transformación otoño – invierno.
Salud y Montaña, Pirene.
Oye, qué día más chulo y que buenas vistas tuvisteis al final, qué bien hiciste en salir! Si es que los planes B a veces hacen sonrojar a los planes A. Salud compañera!
Hola Pirene.
Hace muchos años que vi este recorrido en el blog de David, y me dejo sorprendido, tanto por el tramo de los estrechos, como por la ubicación del castillo y la ermita.
Esta entrada tuya, me ha hecho recordar, que todavía tengo pendiente esta circular, así que si el amigo Carmar quiero, podemos hacer estas navidades, que tenemos muchos días de fiesta.
Un saludo
Hala, carmar y Eduardo: ya quiero ver la entrada en vuestros blogs, os va a encantar!
David, de ti aprendí aquello de "al monte aunque haga bueno" y ya ves que lo pongo en práctica jeje
Salud y monte!
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