Queremos hacer algún tresmil antes de que acabe la temporada
seca y todo se cubra de esas primeras nieves engorrosas y resbalosas. JM y Pol proponen los Picos de la Forqueta
saliendo desde el Refugio de Ángel Orús donde pasaremos la noche antes. Bonito y yo nos apuntamos sin dudar. Finalmente somos cinco los componentes de la
gesta: los anteriormente nombrados acompañados por Chaime, el retoño de Pol.
Poco antes de abandonar la población de Eriste y justo donde
un cartel lo indica, parte a nuestra izquierda una pista que en sus primeros
kilómetros está asfaltada. En los
carteles del refugio avisan que se recomienda el uso de vehículo 4x4 para
llegar hasta el parking. Nosotros
llegamos bien con vehículos “normales”. Aparcamos,
nos pertrechamos y empezamos a caminar dejando a nuestra izquierda la cascada
de Espigantosa y cruzando el barranco de La Aigüeta de Eriste mediante un
puente.
Nuestro objetivo de momento es el Refugio de Ángel Orús y la
cosa en tan fácil como seguir el camino sin desviarnos y cosa de hora y media,
mientras la luz va escaseando, nos plantamos en este singular edificio donde
nos alimentan y alquilan una habitación con baño a compartir con otros
veintitantos montañeros y montañeras (más de ellos que de ellas, como es
habitual, digamos un 70/30).
Tras la típica noche de refugio: ronquido aquí, ronquido
allá, viajes al baño y hedores varios, nos desperezamos y desayunamos para
comenzar a caminar al punto del amanecer, como los montañeros de verdad.
Iluminados por los frontales, caminamos sobre la GR11.2, variante de la transpirenaica que cubre la
ruta entre los refugios de Estós-Ángel Orús-Viadós. De momento, ganamos altura superando resaltes
por un caos granítico en dirección norte como si quisiéramos ir al Posets. El terreno cambia al cruzar el Torrente
Llardana por un malogrado puente para convertirse en una amable ladera que
iremos superando hasta tener la Canal Fonda a la vista.
Dejamos a las hordas de roncadores y especialmente a una
rubia roncadora “Lady Barrantes”, desviarse hacia el gigante de esta zona por
la derecha mientras nosotros continuamos sobre la GR. Transitamos dejando el Torrente a nuestra
izquerda mientras un viento helador nos da señales de lo que nos espera cuando
la vista se abra hacia nuestro destino.
Al divisar el Ibón de la Llardana entiendo que hoy no vamos
a triunfar. Las nubes ya se han
espesado, el viento arrecia y los Picos de la Forqueta desaparecen y aparecen
bajo una espesísima niebla. En seguida
llegamos a la orilla del ibón donde sacamos a pasear el sentido común y
decidimos renunciar a los ansiados tresmiles.
Ellos siempre estarán allí y nosotros siempre podremos volver…
Algo desanimados comenzamos el descenso por el mismo camino
mirando atrás más veces de lo aconsejable pensando que a lo mejor habría
despejado. En esas llegamos al refugio
para rehacer las mochilas y almorzar, momento en el cual la temperatura
desciende aún más y empiezan a saltarnos las alarmas de las aplicaciones
predictoras de lluvia de nuestros smartphones.
En cuanto retomamos la marcha, arranca la lluvia que nos acompañará
hasta el coche. En campo, ya contentos
de la buena decisión tomada, nos echamos las cañas y refrescos de rigor y nos
despedimos con la clara intención de repetir en cuanto se pueda.
Fecha real: 04/10/2015
Desnivel: 608m
Distancia recorrida: 6.75km
Tiempo invertido: 5 horas
(Datos sólo del ataque al Ibón, sin contar la subida al refugio)
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