Amanece otra vez todo lo claro que debería haber amanecido
hace dos días. Hoy el científico inglés
se encuentra mejor y hasta desayuna.
Nosotros nos sorprendemos de ver una gallina muerta en una cesta en el
lavadero, enseguida Imán nos saca de dudas: esta noche ha habido un ataque de
gato montés. Los dueños del lodge han
conseguido ahuyentarlo pero no han podido salvar la gallina que suponemos
terminará en el caldo de esta noche.
Hoy es nuestro penúltimo día que empezaremos desandando lo
andado hace un porrón de días cara abajo.
Hace bastante calor y se nota que está deshelando por arriba pues el río
ha crecido en caudal considerablemente.
La bajada sigue muy pronunciada y hemos de tener cuidado con
los porteadores y mulas que nos cruzamos, aquí la preferencia no la tenemos en
absoluto los trekkers, aquí mandan primero las mulas y después los
porteadores. Cruzamos un puente corto y llega
la hora del té en Bamboo Lodge, el mismo sitio donde paramos a comer el primer
día.
Conforme continuamos la bajada, nos acercamos más al río y
también hace mucho más calor. Pronto
alcanzamos otro pequeño lodge donde nos encontramos al inglés descansando y
aprovechamos para comer nuestro ya tradicional Dhal-Bat y descansar para
preparar los cuerpos pues desde aquí nos desviaremos para acometer el ascenso
de los 450m. de desnivel que nos separan de Thulo-Syabru.
Empezamos a andar por el mismo camino que ascendimos el
primer día de marcha pero pronto nos desviamos a nuestra izquierda por un
sendero mucho menos transitado y muchísimo más empinado. Hace muchísimo calor y muchísimo sol además de
estar recién comidos, lo cual convierte el ascenso en un infierno de sudor,
polvo y mareos hasta llegar a un alto donde una encantadora pareja de lugareños
nos ofrece artesanía y algo de beber que aceptamos con muchísimo gusto.
Desde aquí vemos nuestro destino. El paisaje cambia totalmente para recordarnos
a esas típicas fotos asiáticas repletas de verdes terrazas de cultivo. Continuamos camino llaneando un poco hasta
comenzar un pronunciado descenso hasta el último puente que cruzaremos en
Nepal, bien largo y hermoso para traca final.
Ahora toca remontar todo lo bajado para llegar al pueblo,
cosa que hacemos hartos y reventados por el calor. Por suerte, hoy nos toca hotelazo con baño en
la habitación y todo. Cuando hablamos de
hotelazo, nos referimos al edificio rosa de la foto, pero luego ya lo que es
higiene y comodidad, seguirán siendo igual de asiáticos que al principio: un
par de camastros y una pequeña habitación con un inodoro y un chorro en la
pared que hace de ducha.
Lo cierto es que el pueblo tiene su encanto y se nota que la
gente se ha asentado aquí desde hace mucho tiempo, estamos más cerca de la
civilización y la gente que se ve ya es más mezclada nepalí y tibetana. Aprovechamos lo que queda de tarde para
visitar el monasterio budista y prontito a la cama que mañana es el último día
de trekking y tiene pinta de que va a ser también largo y caluroso.
5 comentarios:
Vaya pedazo de puentes. Y vaya pedazo hotelito, ni el Melrose Place, jejeje.
Lo que no sabía es que se pasase tanto calor en esos trekkings.
Bueno, esperaremos el desenlace de vuestras aventuras himalayescas.
Un abrazo.
Pues la jala, como que no la veo muy apetitosa, claro que estamos mal acostumbrados. El resto paisajes rutas etc., si que molan mucho. Seguiremos atentos al desarrollo. ¿Tienes la suma de kilometros y acumulados de desnivel que os marcasteis?
Pues sí DAVID, pasamos más calor que frío. Allí, a 2.000m. es clima tropical. El fresquete empieza por las noches abajo y a partir de 3.000m. ya la cosa cambia, pero si hace sol sin viento ¡te torras!.
ENRIQUE, lamentablemente no sacamos números de nada ni tampoco nadie los ha colgado (que lo he buscado). En kilómetros no me hago a la idea, pero en desnivel ya habrán sido unos 4.000 allá que allá.
Ale pues!
Por desgracia todo lo bueno, tiene que terminar, yo pensaba que el trekking era circular, un saludo
Impresionantes fotos, sigo mirando tu blog, gran trabajo todo muy ordenado. :D
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